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Para las tribus tradicionales del Amazonas, la sananga es una poderosa medicina ocular utilizada para agudizar la visión nocturna. Sin embargo, para los buscadores modernos de curación espiritual, sananga hace más que ayudar a la caza. Utilizadas a menudo como precursoras de las ceremonias de ayahuasca por las tribus Kaxinawa y/o Matsés de Brasil, estas poderosas gotas para los ojos tienen un poder curativo más energético que físico, y que tiene la capacidad de aumentar la visión espiritual en las mentes de quienes las utilizan.
Los beneficios de la sananga son conocidos por muchas tribus del Amazonas, pero ahora también llegan al resto del mundo. A menudo se utiliza para una Ceremonia de Ayahuasca / Kambo o como un tratamiento independiente. A nivel energético, Sananga ayuda a abrir la visión interior, el tercer ojo, las visiones, activa la glándula pineal, borra toda la confusión espiritual, libera los pensamientos negativos y limpia profundamente toda el aura desde dentro hacia fuera.
Sananga muestra un poderoso potencial:
- Trata y previene enfermedades oculares como el glaucoma, las cataratas, la hipermetropía, la miopía, el astigmatismo y la ceguera-
Desintoxica el cuerpo-
Aumenta la percepción visual y realza los colores-
Despeja la ira interior de larga data
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Utilizado en conjunto, ayuda con los trastornos mentales como la adicción, la depresión y la ansiedad-
Restablece el campo energético-
Trata las enfermedades espirituales causadas por las energías negativas en el cuerpo. Estas enfermedades espirituales pueden acumularse en el cuerpo energético de una persona y hacer que ésta se deprima y se ponga ansiosa.
Una ceremonia de Sananga puede ser dolorosa. Estas gotas chamánicas sagradas para los ojos provocan un intenso ardor que suele durar unos minutos. Los profesionales experimentados dicen que este dolor es una parte importante del proceso de curación. Los chamanes aconsejan respirar profundamente en la intensidad para obtener el máximo de sus beneficios. Al inclinarte hacia el dolor puedes limpiar no sólo tus ojos, sino también tu mente y tu espíritu. Una vez que el dolor se va y el Sananga deja de estar en tu cuerpo, te queda una sensación de inmensa relajación.
